martes, 4 de octubre de 2011

Industria de Detroit (Detroit Industry) (1932-1933) v.3




Conocido también como uno de los tres grandes del muralismo mexicano es uno de los  títulos que recibió  Diego Rivera. En México su pintura es ya una  parte importante de la  historia nacional, prueba de lo cual son las innumerables reproducciones de sus murales que se encuentran en los libros de texto de la SEP.
En México la situación política tampoco, es muy buena el asesinato del presidente Obregón, los problemas con el gobierno son una de las razones de los constantes viajes de Rivera a Estados Unidos además de los encargos que accede hacer en este país.
Su ferviente devoción del ideal de  la igualdad de las clases  que lo animaban, de acuerdo con su ideología política, hacen que sus murales estén llenos de obreros y trabajadores, de diferentes razas como elementos representativos. Es al viajar a Estados Unidos que sigue trabajando estos temas, como el caso de su ciclo mural ubicado en las instalaciones del Instituto de Artes de Detroit (DIA,  en el muro sur, que corresponde a la serie Industria de Detroit (1932-1933).
En este mural  predominan las tonalidades frías como el azul y el gris, la composición se divide por las mismas secciones  establecidas por el  edificio. En la parte superior se ubican las dos razas blanca y amarilla. Sus figuras alegóricas trabajan con materia prima, que se asocian con   los elementos necesarios par la creación del acero:  la raza amarilla que representa la más vieja y numerosa, es asociada con la arena, mientras que la raza blanca, es asociada con la cal.[1] En el centro del mural se encuentra un montículo piramidal de ladrillos rojos del que nacen manos. En la parte  central se ubican los elementos extraídos de la tierra; del lado izquierdo son bloques de cal y del lado derecho depósitos de fósiles y cristales de cuarzo. 
En la parte inferior de la obra Rivera representó a la industria automotriz, incluyendo  la producción de la carrocería del Ford V-8,  de 1932.  Aquí  se puede apreciar una escena muy dinámica, que incluye a   las diferentes maquinarias y a  los obreros realizando su trabajo. A pesar de que todas  las máquinas son de gran tamaño,  del lado derecho, en primer plano,  se ubica una gran prensa que llama la atención particularmente, y es justamente en este objeto donde quisiera enfocar mi atención, pues tal y como afirma Juan Rafael Coronel Rivera:

Una más de las temáticas fundacionales que plantea Rivera en sus obras es la evolución del hombre a través de la máquina en comunión con la metafísica, una marcha que se halla ligada a la función del movimiento germinal del cosmos y la energía espiritual naciente. La representación más clara de tal filosofía lo plasmó…en la fusión de la diosa mexica Coatlicue con la diosa moderna: la herramienta autómata…[2]

Es el mismo Diego Rivera quien menciona que otro título de este panel es  la Coatlicue mecánica   en donde la prensa es la alegoría perfecta de la madre tierra, solo que  convertida en madre mecánica, la cual por medio de su mecanismo produce sin parar las piezas del automóvil.

Si bien la Coatlicue, en su contexto original era considerada la madre de todos los dioses, en este caso, de acuerdo con la asociación establecida por Rivera, funciona como  la procreadora de las piezas del automóvil, como símbolo de la tecnología y la ingeniería que Rivera tanto admiraba.[3]
Por otra parte, en cuanto al aspecto sacrificial de la diosa, en su simbolismo de la “mala madre,” Rivera lo actualiza en su interpretación de Detroit, al sugerir al mismo tiempo que  la prensa automotriz se identifica “con el sacrificio capitalista de la energía de los obreros”.[4]
Haciendo un análisis del dualismo que tiene la escultura, para los aztecas en relación  con la leyenda del Sol y la Luna,  la vida y la muerte; la vida dios que nace de sus entrañas para evitar el matricidio a manos de su hija, al final es el hijo que nace de sus entrañas quien comete el acto; sin embargo también Coatlicue acepta su propia muerte para ser liberada de una muerte más violenta a manos de su hija. Es  para los aztecas, el  sacrificio de la tierra que pide sangre para ser fértil. Para Rivera es la máquina de Coatlicue, la industria, quien esta pidiendo este sacrificio, no es de vida ni de sangre, sino de esfuerzo, de mano
de obra, de tiempo laboral que los trabajadores tienen que dar para recibir un sueldo, sobretodo siendo agradecidos ya que el momento de elaboración de este mural “en pleno auge de la Depresión, creó un mural que sirvió para rendir homenaje tanto al obrero como a la sofisticación de la tecnología industiral…”[5].
Es en esta alegoría donde identifica Rivera como nueva necesidad de adoración no solo a la tierra, sino a la gran cantidad de maquinaria que se están desarrollando. La identidad de la nación, se enfoca en la mano trabajadora, ya no en la tierra cultivable como era para los prehispánicos. Rivera no solo sentía que el pasado prehispánico pertenecía a los mexicanos

Bibliografía

Bank Downs, Linda. “Ofrendas de abundancia en la época de la Depresión.” Coronel Rivera Juan Rafaél, et. al. Diego Rivera: epopeya mural, México: Landucci, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2007. 26-39

Coronel Rivera, Juan Rafael “Los decorados de Diego Rivera.” Coronel Rivera Juan Rafaél et. al. Diego Rivera: epopeya mural, México: Landucci, Instituto Nacional de Bellas Artes , 2007. 40-60

Lozano, Luis-Martín y Coronel Rivera, juan Rafael. Diego Rivera obra mural completa. s/c: Taschen, 2007.
Bank Downs, Linda. «Ofrendas de abundancia en la época de la Depresión.» En Diego Rivera: epopeya mural, de Juan Rafaél, et. al Coronel Rivera, 26-39. México: Landucci, Instituto nacional de Bellas Artes , 2007.
Franco, Jean. «The return of the Coatlicue: mexican nationalism and the aztec past.» Jornal of Latin American Cultural Studies 13, nº 2 (2004): 205-219.
Quirarte, Jacinto. «The Coatlicue in Modern Mexican Painting.» Research Center fot the Arts (RCA) 5, nº 2 (Abril 1982): 03-10.





[1] Lozano, Luis-Martín y Coronel Rivera, Juan Rafael. Diego Rivera obra mural completa. s/c: taschen, 2007.
[2] Coronel Rivera J. Rafael. «Los decorados de Diego Rivera.» En Diego Rivera: epopeya mural, de Coronel Rivera J. Rafaél et. al , 40-60. México: Landucci, Instituto nacional de Bellas Artes , 2007.
[3]  Ídem “Rivera creía… que el pináculo de la invención tecnológica en 1932 no era el automóvil en sí, sino la tecnología y la ingeniería que lo producían…”
[4] Ídem
[5] Bank Downs, Linda. “Ofrendas de abundancia en la época de la Depresión.” Coronel Rivera Juan Rafaél, et. al. Diego Rivera: epopeya mural, México: Landucci, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2007, pág. 33