domingo, 20 de noviembre de 2011

1.6. La visualización de la mujer en la primera mitad del siglo XX



En el mito nacional, la imagen de la mujer en la Revolución mexicana es la de “soldadera” o “Adelita” , es la mujer campesina que se une al ejercito insurgente y carga las posesiones de su hombre, las balas, el metate y elabora la comida mientras marchan a lo largo de las regiones. Son también recordadas con el rifle en mano forma parte de las líneas rebeldes[1]. Al estar en luchando en la revolución son reconocidas como igual sin embargo al finalizar la revolución las cosas no son así.
Si bien en 1906 trataron de obtener el voto femenino, se vieron reflejadas en una posición  desventajosa debido a las costumbres de antaño[2], es gracias a la Revolución que la clase trabajadora femenina se da cuenta de esta gran desigualdad y empieza a luchar por obtener tierra y los mismos derechos.
Las mujeres no eran consideradas en el arte, “no sólo por considerarlas sin aptitudes para expresarse…, sino porque debían atender las actividades atribuidas a su sexo”[3], son estas ideas de tiempos pasados que las mujeres tienen que sufrir al empezar el siglo XX.
Las ideas de Vasconcelos que se  inclinan a una educación donde la nación como  concepto es vinculado con la estética, son gracias a estas ideas, que las cosas empiezan a cambiar y existió una transformación social que se aleja del arte europeo. Si bien durante las dos primeras décadas no sucede mucho, algunas mujeres se transforman en inspiración y modelos de los artistas, como “Antonieta Rivas Mercado, Carmen Mondragón, María Asúnsolo, Guadalupe Marín, Dolores Olmedo, estuvieron presentes en la vida política, social y cultural.” [4] Si bien todas ellas pertenecían a la alta sociedad si fueron fuente de inspiración y cambio en la sociedad mexicana.

Una de las figuras femeninas mas recurrentes según Aida Sierra entre 1914 y 1940 y que atiende a la idea de identidad de un territorio, el indigenismo y las ideas de lo femenino; es la mujer tehuana. El interés por el Ismo de Tehuantepec se retoman en imágenes de la cultura rural, popular, mágica y exótica que es lo que busca el lenguaje plástico de Vasconcelos y sus seguidores. Desde la pintura de la Tehuana, de Saturnino Herrán, la tradición occidental se hereda y se vuelve un estereotipo nacionalista de los muralistas como Diego Rivera.[5]

Es gracias a estas ideas de la iconografía de la mujer exótica, popular y nacional que artistas, historiadores poetas y críticos como Justino Fernández y Octavio Paz que durante el siglo XX emplean “representaciones cosmógonicas prehispánicas femeninas tales como la diosa Coatlicue…”[6]


[1] Rocha Martha Eva, The faces of Rebellion: from Revolucionaries to Veterans in Nationalist Mexico, En: Mitchell Stephanie and Schell Patience A., The women’s Revolution in Mexico, 1910 – 1953, Rowman & Litterfield publishers, EE.UU, 2007 p.p. 15
[2] Barrios, Luis, Las mujeres en la plástica mexicana de la primera mitad del siglo XX, En: Serrano Barquín, Héctor, et al., Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana; una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, ed. Dirección de vinculación investigación-sociedad, México, 2005, pp. 63
[3] Ibídem pp. 65
[4] Ibídem pp. 71
[5] Idea extraída de Serrano, Héctor, Géneros, temas e iconografía. Las mujeres plasmadas y lo que plasmaron las mujeres en el arte, En: Serrano Barquín, Héctor, et al., Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana; una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, ed. Dirección de vinculación investigación-sociedad, México, 2005 pp. 169
[6] Ibídem, pp. 171

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